Brillante en celestial fulgor, Su luz esparce alrededor La estrella matutina: El día anuncia de solaz, De libertad y dulce paz En hora ya vecina. Cuando dando a nuestra alma La fiel palma de victoria, Dios nos llevará a la gloria. Veré con gozo sin igual Jerusalén la celestial, Ya dentro de sus puertas; Porque el Cordero que murió Y con su sangre me compró, Ya me las tiene abiertas. Cruenta cuenta ha pagado, Cuando ajado, moribundo, Dio la vida por el mundo. No ya con ojos de la fe, Sin velo allí contemplaré El rostro del Dios mío; Del alto rey la majestad, La gloria de su santidad, De cerca ver confío. Tanto cuanto fue escondido Al sentido, bella, pura, Celestial, alta hermosura. ¡Luz bella, te presiento ya! En ropa blanca alegre está, Y espérate la esposa. Llama: "Jesús, ven pronto, ven." "Pronto vendré", dice El también, A mi alma fiel, ansiosa. Santo canto, honra, gloria, Loor, victoria doy muriendo: Mi alma en tu mano encomiendo. |
14/6/11
Brillante en celestial fulgor
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